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De que hablamos cuando hablamos de… Decrecimiento?

En un mundo en el que se vive al vertiginoso ritmo de las modas y la tecnología, donde el tiempo se mide en términos de rentabilidad (de ganancias) y en el que, quien no logra seguir este ritmo queda obsoleto…pensar en reducir la velocidad, reflexionar antes de actuar, o preguntarse si es necesario un objeto o no; disminuir las horas de trabajo, o parar un rato para leer o simplemente contemplar, es casi ridículo… Frente a este modelo de crecimiento ilimitado, y como crítica al desarrollo y a la sociedad de consumo, es que nace la idea del DECRECIMIENTO, desde sociólogos, economistas, ecologistas, intelectuales y pensadores. En la década del 70, Georgescu Roegen, un economista rumano lo menciona por primera vez, aunque recién en los 90 se consolida como movimiento de la mano de autores como Serge Latouche , Schneider , André Gorz, Cornelius Castoriadus, Iván Illich, Arturo Escobar, Vandana Shiva y otrxs.


El DECRECIMIENTO apunta a establecer una nueva relación que priorice el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos, revalorando las relaciones de cuidado y asumiendo que vivimos en un mundo finito, en el cual la falacia del crecimiento continuo es imposible. Pero también reconociéndonos doblemente dependientes. Por un lado, ECODEPENDIENTES (en tanto dependemos de la naturaleza para vivir) y por otro, INTERDEPENDIENTES (ya que en muchos momentos de nuestra vida, sobre todo al inicio y al final, dependemos de los cuidados de otrxs).


*Reducir nuestros niveles de producción y consumo es la premisa principal.


El Decrecimiento nos dice que el precio del crecimiento actual es: menos vidas en el futuro, en tanto es imposible crecer ilimitadamente en un planeta que tiene límites. Por lo que el ritmo y la escala de producción económica que nos impone el capitalismo, genera por un lado un desastre ecológico y ambiental irreversible, y por el otro, un obsceno aumento de las desigualdades sociales. En tanto es claro, que el crecimiento económico de los países ricos se vincula directamente con el saqueo de la riqueza humana y material de los países pobres, en donde terminamos por acostumbrarnos a endeudarnos para crecer, y en donde después hay que crecer para pagar la deuda. Salir de esta lógica perversa es lo que nos propone el Decrecimiento! Abandonar la humillante idea de que el único objetivo de la vida es producir y consumir más, sabiendo que es absurdo seguir midiendo la calidad de vida de las personas a partir de su capacidad de consumo.


**La naturaleza necesita un respiro…


Para entender el decrecimiento es necesario salir del paradigma económico dominante que se refleja en: + producción + consumo + basura + contaminación + desigualdad, y ser conscientes de que se han sobrepasado los límites de nuestro planeta.

Pero para salir de este modelo económico que nos hace dependientes, es imprescindible redefinir las ideas que nos han enseñado sobre riqueza, desarrollo y progreso. Y que la economía deje de ser el fin, para volver a ser solo un medio.

Decrecer implica, más que una alternativa, un desaprender y desprenderse de un modo de vida equivocado, incompatible con la vida, con nuestro planeta. Para poder buscar y co-construir nuevas formas de socialización, de organización social, nuevas economías.


Es un hecho que el crecimiento ilimitado solo es posible si todo su peso y precio recaen sobre la naturaleza, las generaciones futuras, las condiciones de trabajo de los asalariados y sobre todo, sobre los países del llamado “tercer mundo”. Ante esto, algunas de las propuestas más fuertes del movimiento decrecentista son: la relocalización de la economía, cambiar la escala de producción para producir a escala local y sostenible; la agricultura ecológica; la progresiva desindustrialización; el replanteamiento de las formas de movilidad y transporte; la crítica a la publicidad que estimula el consumismo; la desurbanización; la autoproducción de bienes y servicios; la reducción del tiempo de trabajo; los intercambios no mercantilizados…y un largo etcétera.



Serge Latouche, en su libro, La apuesta por el Decrecimiento nos propone las 8R como pilares del Decrecimiento:

  • Revaluar. Cambiar los valores globales, individualistas y consumistas por valores locales, de cooperación y humanistas.

  • Reconceptualizar. El desarrollo sacrifica tanto a la sociedad como a su bienestar en favor de los “empresarios del desarrollo”, las firmas multinacionales, los dirigentes políticos, los tecnócratas y las mafias. “La economía, apropiándose de la naturaleza y haciendo de ella una mercancía, transforma la abundancia natural en escasez a través de la creación artificial de la carencia y la necesidad”. Es necesario un cambio de valores que nos reconduzca hacia una mirada diferente sobre la realidad. Reconceptualizar es repensar los conceptos de riqueza, pobreza, escasez y abundancia.

  • Reestructurar. Adaptar la producción y las relaciones sociales en función de la nueva escala de valores, como por ejemplo, fomentar la eco-eficiencia y simplicidad voluntaria.

  • Relocalizar. Producir localmente, a través de productores locales, los bienes esenciales para satisfacer las necesidades de la población, para recuperar el anclaje territorial.

  • Redistribuir. “Redistribución radical” para reducir el poder y los medios de la “clase consumidora mundial” y de la oligarquía de los grandes depredadores; pero también para desestimar el consumo ostentoso.

  • Reducir. Disminuir, en primer lugar, el impacto que le representamos al planeta en cuanto a nuestra manera de producir y consumir. Pero también reducir las horas de trabajo a cambio de destinar más tiempo a satisfacer nuestras necesidades no materiales! Como la familia, los proyectos artísticos o intelectuales, la autoproducción, los compromisos sociales, la participación política, la relajación, la exploración espiritual, y otras actividades que se relacionan poco o nada con el dinero.

  • Reutilizar y reciclar. Alargar el tiempo de vida de los productos para evitar el consumo y el despilfarro.

Como dice Carlos Taibo, uno de los referente del movimiento decrecentista, estamos en un tiempo en el que cualquier propuesta o movimiento que se diga contestatario de los valores y modos de vida que nos impone el capitalismo, debe ser necesariamente Decrecentista, Autogestivo y Antipatriarcal, de lo contrario, caerá en hacerle el juego a ese sistema que teóricamente dice contestar.


En todo el mundo, estas propuestas empiezan a concretarse, y en Salta quizás sin notarlo, este camino también empieza a andarse, con grupos que gestionan encuentros de trueque donde el dinero desaparece para dejar lugar al intercambio humano, y no solo de cosas, sino también de saberes (Género Trueque), con nuevos espacios para la venta de producciones locales (Mercado Vaquereño) o en cada una de las huertas familiares y/o colectivas, talleres y espacios agroecológicos que se proponen demostrar que otra forma de alimentarse es posible.


**El Decrecimiento es entonces una invitación a repensarnos y reinventarnos, a sacudirnos las ideas que llevan años considerándose verdades incuestionables, para entender que el camino en esta vida no es una carrera hacia arriba, sino una caminata compartida y sobre todo consciente y respetuosa de la VIDA.**


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