Los seres humanos ya no somos humanos
La academia nos define como ANIMALES que pertenecemos a la familia de los homo sapiens. Dice que el ser humano supone el nivel más alto de complejidad alcanzado por la escala evolutiva. También dice que nuestro cerebro es una orquesta maravillosa de pulsos eléctricos y que somos la única especie consciente de nuestra finitud: es decir, el hombre sabe que, en algún momento, va a morir y que también cree en la existencia del alma o entidades semejantes, que trascienden la experiencia corporal.
Viendo nuestra historia evolutiva, desde hace unos cuantos siglos atrás que estamos creando la peor versión de nosotros mismos… haciendo abuso de nuestro poder de destrucción, de cuanto nos rodea y nuestra propia existencia.
Mujeres y hombres nacemos con tetas. A los hombres se les permite libremente mostrarlas en prácticamente cualquier ámbito, pero las mujeres somos catalogadas de locas, putas y desobedientes si llegamos a hacerlo.
Las mujeres tenemos pelos en todo el cuerpo, sin embargo desde nuestra adolescencia e inclusive infancia nos dedicamos a arrasarlos con todo tipo de maltratos, sólo porque la sociedad de consumo sexista nos hace creer que somos más bonitas y pulcras sin ellos.
Pedimos perdón cuando tosemos o estornudamos o inclusive cuando lloramos.
Nos aguantamos los retorcijones de panza para no dar libertad a los gases que necesitan salir.
Miramos con asco el inodoro cada vez que hacemos caca y rápidamente tiramos la cadena para que litros de agua (potable), se encarguen de hacer desaparecer eso tan nuestro.
Tratamos al hombre de “puto” si es que llora y a la mujer de “machona” si revoca una pared.
No nos permitimos mantener vivo nuestro niñ@ interior. Creemos que por el sólo hecho de ser ADULTOS, no podemos jugar.
Nos olvidamos de que somos polvo de esta tierra, carne de esta PACHA. Que sin ella y sin toda la GAIA, simplemente NOS EXTINGUIMOS. Pero ahí seguimos, descuartizándola cada vez más y más.
Celebramos la vida pero nos horrorizamos ante la muerte, sintiéndonos perdidos al momento de tener que morir o acompañar a otros en su despedida.
Nos cuesta abrazarnos, mirarnos a los ojos, expresarnos lo que sentimos, perdonar y perdonarnos.
Nos importa cada vez menos con qué nos alimentamos: mientras más envoltorio artificial y más apto para el microondas, mejor. Total, ¿quién tiene tiempo para cocinar hoy en día?. Somos ignorantes de la industria alimenticia que tanto enferma, mata, contamina y destruye.
Somos animales por naturaleza. Pero nos olvidamos de reconocer y usar nuestro instinto, nuestra percepción, nuestro salvajismo creador.
Seguimos celebrando aniversarios de guerras, conquistas, batallas, disputas….nos sacamos fotos en los tanques de guerra del Parque 20 de Febrero.Les compramos a nuestros hijos armas de juguete, cuentos de princesas Disney, videos juegos de matanza; les convidamos Coca-Cola y papas fritas para el desayuno y la merienda.
Nos opificamos frente a una pantalla de celular, de televisión y de computadora. Somos súbditos de su encanto y forjamos gran parte de nuestras verdades a través de ella.
Seguimos permitiendo y eligiendo la violencia, la manipulación, el sometimiento, el lavado de cerebros, el maltrato, la injusticia, la burocracia retrógrada, la opresión, el patriarcado, la sumisión, la comodidad.
Estamos dejando de ser humanos para parecernos a robots, mentes focalizadas en producir dinero y dejar que éste rija todo aspecto de nuestras vidas.
No sabemos los ciclos de la luna y cómo ésta influye en la vida del planeta. Las mujeres no sabemos que nuestra menstruación tiene los mismos ciclos de la luna…pero sí sabemos qué toallitas y tampones descartables comprar.
Seres TAN fantásticos somos! Combinación deslumbrante de alma, cuerpo, mente y espíritu… potencial infinito de creación. Me entristece día a día ver que estamos siendo nuestra propia destrucción y la de otras formas de vida y no vida.
HUMANOS! DESPERTEMOS DEL LETARGO! NOS CRUCEMOS A LA VEREDA DEL AMOR QUE ES LO ÚNICO QUE SALVARÁ NUESTRA ESPECIE.