top of page

Sanando un poco más el Nido

Bueno.


Heme aquí. Henos aquí.


Pa’ no perder la costumbre y de paso asumirlo como un rasgo bastante característico de este núcleo familiar, le pongo voz a mi expresión partiendo de este formato papel.


HOY es un día de transición entre dos etapas. La etapa saliente que empezó a fines de noviembre del año pasado y la etapa entrante que comienza hoy.


Haber compartido la etapa saliente tan profundamente con ustedes, se posiciona en el primer lugar dentro de mis top ten de experiencias que marcan hitos de aprendizajes y enseñanzas en mi vida.


Haber vuelto al nido y vivido un rato en él, en las formas y circunstancias que se sucedieron, me enseñó algo a lo que taaanto me estoy tratando de aferrar en estos últimos años: el verdadero amor, el amor incondicional. Ustedes también me lo mostraron, ustedes son maestros y ejemplo de ello. Aquí, en el seno familiar donde uno nace y comparte desde sus primeros segundos de vida.


Fue en esta etapa oscura antes de mi nuevo renacer, en donde recibí de ustedes un combo completo de contención, apoyo, sostén, empuje, ánimos, comprensión, protección, cobijo, compañía, caricias, palabras, emociones, pensamientos, sentimientos….Amor puro de padres.


Los entiendo. Comprendo los momentos difíciles que hemos transitado. Comprendo su preocupación, su incertidumbre, sus miedos, su sufrimiento, sus planteos, hipótesis, análisis, dolor, retrospección, autocrítica. Comprendo que hicieron todo lo que estaba su alcance para ayudarme y más aún. Fue lo más hermoso que hicieron por mí, junto a las demás personas de la familia, amigos, conocidos y desconocidos. También lo hicieron por ustedes, porque esto que me y nos sucedió, fue una puerta que se abrió para que muuuchas emociones salieran a la luz.


Viejo, una vez en una charla-discusión que tuvimos el año pasado, me dijiste: “vos sos de pregonar el amor, pero acá (refiriéndote a casa), no lo demostrás”. Ufff, qué buen gol que me metiste. Totalmente cierto. A veces el lugar donde más cuesta que el amor fluya, es en la propia familia, arrancando desde uno mismo. Y de eso estamos aprendiendo todos. Des-aprendiendo viejas estructuras y aprehendiendo nuevas formas de relacionarnos.


Esta nueva etapa que inicio, está llena de todo. Todo por re-descubrir, volver a empoderarme, amigarme conmigo misma en algunas formas y modos que dejé de lado, seguir soltando lo que no me hace feliz y seguir dejando mi huella en este camino que elegí recorrer.


Hoy reconozco que soy algo así como la oveja descarrilada, la diferente, la “loca”. Elijo ser esa loca, a la cual le agrego la palabra linda. No por rebeldía, no por desafiante, sino por permitirme ver y entender que el rol y la misión que quiero cumplir en mi paso por esta tierra es aportar mi parte a continuar con la transición entre dos paradigmas de esta sociedad:


1) el paradigma instaurado, en donde poco o nada importa la felicidad y el bienestar físico, mental y espiritual, poco o nada importa que hayan relaciones sanas y transparentes, y por ende poco o nada importa reconocer que sin un ambiente sano nos vamos al tacho como especie y las especies con las que compartimos este planeta; y


2) el paradigma de una sociedad libre, consciente, feliz y unida desde las entrañas con su ambiente, con toda la diversidad y riqueza que ello implica. Si, lo sé, ese paradigma es un ideal, hoy suena a utopía. Pero estoy convencida de que el cambio se está produciendo, de a poco, paso a paso, en una multiplicidad y variedad de actos loables y hermosos, grandes y pequeños, acá y alrededor del mundo. Y eso es lo que mantiene mi llama interior encendida.


Si, también sé que tengo que pulir un montón de cuestiones mías, desde lo emocional hasta lo racional para que mi accionar sea eficiente y en cooperación con el accionar de otras personas. Pero en eso estoy, aprendiendo día a día y permitiéndome “errar” algunas veces.


Les agradezco mucho mucho que a pesar de que a veces no lo compartan o entiendan, me apoyen en este camino; que quieran como todo padre, que sus hijos sean felices. Les agradezco la abundancia y riqueza de sus enseñanzas y experiencias, de sus luces y sombras, de las herramientas que me han compartido para forjar mi camino. Corren por mis venas muchas características y formas de Ser de ustedes, que unidas a características y formas de Ser mías, generan una creación individual que me gusta y quiero seguir explorando.


Les agradezco mucho los reflejos que vuelven cuando nos vemos y observamos en el otro. Es muy sabio, interesante y revelador saber reconocerse en el otro y descubrir que estamos unidos.


Gracias por este nido, esta fuente de amor. Volví a sentir el amor del nido, calentito y seguro. Me lo llevo conmigo, esté donde esté.


LOS AMO.

 últimas entradas: 
 Buscar palabras clave 
No hay tags aún.
bottom of page